Música y niños

Nos apasiona la música, su capacidad para transportarnos a otros tiempos y lugares, el efecto que produce sobre nuestras emociones…por eso cuando tenemos un bebé no podemos dejarla de lado, puede ser de gran ayuda para contribuir a calmarlo en determinadas situaciones de crisis: Escuchar música clásica aumenta el volumen de oxígeno en la sangre y hace que disminuya la frecuencia cardíaca.

 

Contribuye a la relajación, así como a la mejora del vínculo entre los padres y el pequeño.

 

Se ha hablado mucho del efecto que la música produce en los bebés, y de que si escuchan a Mozart de forma regular antes de los tres años, serán bebés más inteligentes.Lo cierto es que numerosos estudios ya se han encargado de demostrar que esto no es del todo cierto, ya que si bien la música clásica de Mozart puede producir efectos muy beneficiosos sobre nuestros bebés, entre ellos no se encuentra el que se convierta en un Nobel de medicina.

Escuchar música clásica prepara el cerebro para determinados tipos de razonamientos. Las conexiones que se forman en nuestro cerebro al escuchar música pueden ser similares a las que se desarrollan en los razonamientos matemáticos.

Nosotros no estamos convencidos de que nuestros hijos vayan a convertirse en unos genios escuchando música de Mozart, pero sí que valoramos el efecto calmante y relajante que tiene sobre los pequeños; Por eso ahí van unas recomendaciones:

 

– Pon música a menudo, de diferentes estilos. Estudios recientes prueban que el hecho de que los niños estén inmersos en una rutina musical mejora sus habilidades cognitivas, de razonamiento, creativas y de rapidez mental.
– No importa que cantes mal, al bebé les encanta la voz de sus padres, y si está acostumbrado a oírte cantar se irá encariñando con el ritmo y la música.
– Anímale a que cante, le ayudará a conseguir vocabulario, y a la vez estimulará su capacidad de lenguaje.

 

Y vosotros, ¿ponéis música a vuestros pequeños?

 

 

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