Lo cierto es que desde que tenía año y medio comencé a leer sobre cómo debía ser el procedimiento para quitar el pañal a mi hijo, y el tema empezó a preocuparme.
Encontré consejos de gente que no paraba de poner al pequeño en el orinal, y aún así seguían orinándose.
O sitios en los que se hablaba de los traumas que podrían suponer para el pequeño el hecho de no tener la suficiente paciencia con él, por supuesto nunca se le debe reñir por eso.
O casos en los que el proceso se veía fatalmente interrumpido por alguna causa externa, y eso traía consecuencias fatales, como no dejar de utilizar el pañal hasta una edad todavía más avanzada.
Pues bien, nos dejamos llevar. Dedujimos que nuestro hijo iría madurando en todos los aspectos, y que cuando él mismo nos pidiera quitárselo, o quisiera orinar en el inodoro sería el momento indicado. Y así ha sido. Todo muy fácil. Sólo se orinó encima un par de veces y lo afrontamos bien, con mucha paciencia y sin hacer un problema de ello.
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